viernes, 1 de febrero de 2013

La princesa de los espejos - Capitulo 24

Capítulo 24


Me desperté con un dolor de cabeza terrible, o mejor dicho no me desperté… me despertaron. Alguien estaba golpeando fuertemente la puerta. Gemí mientras rodaba en la cama.

- Deja de golpear y entra- grite mientras hacia un intento por levantarme.

- Buenos días bella durm…¿Qué demonios te paso en la cara? – pregunto Urian con una expresión horrorizada.

Al principio no entendía de qué me hablaba hasta que lo recordé.

-Nada, es crema ¿A caso nunca viste a alguien usar cremas?- pregunte con indiferencia.

Urian comenzó a reírse.

- Eres un desastre- comento con una sonrisa- además te ves ridícula por si no lo sabias.

- Oh, cállate- dije con fastidio y un poco de diversión mientras le arrojaba una almohada en la cara, una lástima que sus reflejos fueran más rápidos y la atrapara en el aire.  

- Por si no te habías dado cuenta estaba durmiendo por ende estoy hecha un desastre. Eso de que las mujeres lucen bien mientras duermen es solo un mito, esta es la realidad- comente mientras me señalaba. Aun no me había visto en un espejo pero ya me imaginaba como debería de encontrarme; toda despeinada, con cara de fastidio y sueño, con la crema corrida por todo el rostro y con mi absurdo pijama de flores.

- ¿Por qué has venido a levantarme tan temprano?- pregunte mientras me encaminaba para el baño a lavarme los dientes y quitarme la crema.

Urian se quedó por un rato en un silencio que me hizo sentir incomoda, así que me acerque al borde de la puerta del baño que daba a mi habitación para mirarlo mientras me cepillaba los dientes.

- ¿Por qué o para que usas cremas al dormir? – Su cara de confusión me hizo sonreír.

- ¿En serio me preguntas eso? ¿Realmente quieres saberlo?- Inquirí divertida, mientras levantaba una ceja y lo apuntaba con mi cepillo de dientes.

La forma en la que se encogió de hombros como si no importara lo que acaba de preguntar me hizo soltar una pequeña risa.

- Para cuidarme la cara- conteste como si fuera algo obvio mientras me daba la vuelta para enjuagarme la pasta de dientes.

- ¿Por las arrugas? – pregunto aún más confuso.

- No tonto, por los granos, esas cosas feas y asquerosas que salen en la cara de las personas. Bueno yo uso cremas para evitar que me salgan, algunas veces funciona… otras no. – dije con un encogimiento de hombros mientras volvía al lavado para terminar mi tarea.

- Wow, sí que eres clara. Con lo de las cremas, los granos y tu linda apariencia de recién levantada, es decir toda despeinada, con la crema corrida por todo tu rostro, y con tu lindo pijama de flores… fácilmente puedes seducir y conquistar a cualquier hombre-. dijo con una verdadera sonrisa llena de sarcasmo y diversión. Le sonreí en complicidad y añadí;

- Bueno, pero que suerte la mía de que no haya ningún hombre cerca para verme.

- Ja Ja, muy graciosa – Su cara demostraba seriedad pero sus ojos delataban su diversión. Mientras volvía al lavado para lavarme la crema de mi cara, Urian continuo- Por si no lo sabias son casi las dos de la tarde. Has dormido más de doce horas ¿No crees que es demasiado? Una persona normal duerme ocho…

- Suerte para mí que no soy normal- Grite desde el baño- Ahora te agradecería si me haces el favor de dejarme sola en mi habitación para que pueda bañarme y cambiarme tranquilamente.

- ¿Y qué hago con el café que he traído para ti?

- ¿Me has traído café? – pregunte sorprendida mientras me estiraba para mirarlo desde la puerta y ahí es cuando vi que tenía un vaso descartable de ¿Starbucks?

- ¿Dónde has conseguido eso? – inquirí curiosa y sorprendida.

- ¿Qué? ¿Esto?- pregunto señalando el vaso- Bueno te voy a contar un secreto; en una tierra muy lejana, cruzando mares y tierras peligrosas hay una vieja cabaña en donde vive un viejo brujo que te concede lo que quieras a cambio de una gran sacrificio…

-Eres un tonto- dije entre risas.

- Bonita ¿De dónde crees que lo saque? Pues de un local de Starbucks.

- ¿Hay Starbucks en Whiteland?

- Ay Dios- susurró de forma dramática mientras miraba hacia el techo- dame paciencia…

Fruncí el ceño mientras lo fulminaba como la mirada.

- No te hagas el listillo conmigo. Todavía no logro acostumbrarme a que este lugar es más normal de lo que en un momento creía.

- Además de traerte este adorable desayuno vine a ofrecerte mi compañía para llevarte a conocer Airblack.

Su ofrecimiento me dejo inquieta, más que nada porque recordaba mi conversación de anoche con Aydam y de la promesa que me había hecho a mí misma de mantenerme alejada de Urian para evitar posibles confusiones, ya sean mías o suyas.

- Que adorable invitación- dije con sarcasmo tratando de ocultar mi inquietud- pero debo rechazarla, estaba por pedirle a… Nissa para que me acompañara.

Muy bien Xia, fuiste a lo seguro, en este caso Nissa es lo seguro… Urian definitivamente NO LO ÉS.

Por un momento me pareció ver decepción en su mirada pero me regalo una media sonrisa que me derritió por dentro y me hizo olvidar de lo que vi o creí ver.

- Claro, lo entiendo- dijo amablemente mientras dejaba el café en el escritorio- te dejo esto aquí, y me marcho así terminas de arreglarte tranquila.

Sentí una pequeña punzada de culpa que me hizo actuar sin pensar.

- Espera- me apresure por hablar antes de que se marchara- yo… todavía no hable con Nissa, capas que ella no está disponible… si todavía sigue en pie tu propuesta- susurre nerviosa- me gustaría aceptar.

En su mirada vi aparecer un leve brillo que no supe descifrar. Me sonrío y cuidadosamente pregunto;

- ¿Estas segura?

- Si- dije tímidamente, y tratando de ocultar mí nerviosismo seguí – ahora mejor vete y no seas pervertido, déjame arreglarme tranquila.

-¿Pervertido? ¿Yo?- pregunto con falsa indignación mientras fingía escandalizarse- debo de reconocer que me han llamado de muchas formas, pero jamás me han dicho pervertido. Esta es la primera-

- Bueno- comente nerviosa- siempre hay una primera vez para todo ¿no?

Agito su cabeza en signo de incredibilidad y se fue. Una vez sola en mi habitación me tome el café que me había traído para que no se enfriara. Estaba delicioso. En este momento estaba deseando comer unas de esas medialunas que mi madre solía hacerme todas las mañanas. Esas medialunas junto a este café seria la combinación perfecta. Te extraño mami susurre para mis adentros, aunque solo había pasado un día desde que me había ido de casa, echaba de menos los abrazos, y el cariño que mi madre siempre me daba, más en estos momentos que me costaba adaptarme a esta nueva parte de mi vida. Agite mi cabeza para alejar estos pensamientos y me dirigí a la ducha para bañarme.

Una vez bañada y cambiada salí de la habitación. Me había puesto una remera de diferentes colores que era divina, un short de jean gastado y unas sandalias chatitas blancas. Me encontré con Urian que me estaba esperando en el pasillo. Se había cambiado, tenía puesto un pantalón de jean azul oscuro, una remera gris de escote en V que hacia resaltar sus músculos, y tenía el mismo colgante que todos llevaban encima con el símbolo de Whiteland, aquel que te permite “transportarte” de un lugar a otro para entrar y salir de Whiteland cuando lo desees.

Se me quedo mirando en silencio por unos segundos. Su mirada gris me inquietaba, me ponía nerviosa y a la vez me hacía sentir hermosa. La forma en la que sus ojos me miraban me hacía volar a otra realidad. No podía mirarlo fijamente porque me perdía en ese gris intenso, pero aun así no podía evitar mirarlo. Eran unas sensaciones tan confusas que me agobiaban y me dificultaban hablar o incluso reaccionar. Sin dudas me sentía atraída por este misterioso chico, y eso no presagiaba nada bueno.

- Luces bien – dijo con una media sonrisa que me dejo hechizada – ahora si pareces una persona.

Su último comentario fue como un balde de agua fría, me ayudo a romper con este hechizo que mi mente había creado a base de su intensa mirada. Para ocultar esta mezcla de emociones decidí ignorar su comentario por completo.

Mientras comenzamos a caminar recordé que no le había avisado a mi hermano sobre mis nuevos planes;

- Tengo que avisarle a mi hermano que vamos a salir para recorrer la ciudad. No puedo irme sin antes hablar con él.

- Cálmate bonita que tu hermano ya lo sabe.

Al ver mi cara de confusión se apresuró a explicar.

- Esta mañana me lo encontré en la biblioteca y le comente que te iba a llevar a conocer Airblack.

- ¿Esta mañana? ¿Pero cómo es eso posible? Solo paso una hora desde que yo acepte ir contigo y me has dicho que ya es la tarde…

- Sabía que ibas a aceptar – me interrumpió con otra de sus medias sonrisas ya patentadas que hizo resaltar un pequeño hoyuelo que se le formaba- soy irresistible y ambos sabemos que no te me puedes negar- comento con arrogancia fingida mientras me guiñaba uno de sus bellos ojos.

- Eres un tonto engreído, eso es lo que eres- comente con fingido enojo y con obvia diversión.

Mientras nos acercábamos a la entrada principal del instituto una voz me impidió que siguiera avanzando.

- ¡Catherina!

Oh no, mierda, mierda, mierda…

- ¡Catherina! soy yo cariño, Alexandra.

Me di la vuelta con una sonrisa un poco forzada.

- Alexandra… que agradable sorpre…- no llegue ni a terminar la frase y ya me encontraba envuelta en un apretado abrazo en los brazos de la madre de Liam.

- ¿Catherina?- pregunto Urian con diversión y con una ceja inquisidora mientras lo observaba con mi mirada asesina desde los brazos de Alexandra.

 - Liam me ha avisado que ya habían llegado y me apresure para venir a verte. Como has crecido, han pasado años desde que no te veo - Alex se fue separando poco a poco mientras me observaba desde la cabeza a los pies – estas hermosa, te pareces tanto a Luc…- susurro con los ojos lagrimosos.

- Gracias Alexandra.

- Cariño llámame Alex, ya te lo he dicho miles de veces.

- Alex- susurre con una media sonrisa un poco incomoda.

Alex siempre me ha caído bien, desde el momento en que la conocí ella siempre se había mostrado amable conmigo. Tengo muy lindos recuerdos de ella y Liam, cuando salíamos a pasear sin la presencia de mi padre o de mi madre. La pasábamos de maravilla, ella es la típica madre que tiene alma joven y parece más una amiga que una madre. La última vez que la vi fue hace unos 6 años cuando vino con Liam a visitarnos en las vacaciones de invierno. Recuerdo que mi madre estaba feliz por volver a ver a Alex, aunque parezca raro o fuera de lo normal que la exmujer y la mujer actual pudieran llevarse bien, ellas se llevaban de maravilla, y con la muerte de mi padre se unieron mucho más por compartir el dolor de la perdida. Mi madre y Alex se la pasan comunicadas a través de las redes sociales.

- Urian…  no te había visto cariño. Disculpa mi despiste corazón ¿Cómo has estado? ¿Has hablado con tu madre? Acabo de cruzármela en los pasillos, te estaba buscando.

- ¿Mi madre? – Preguntó confuso- ¿Ella está aquí? ¿Se encuentra bien? ¿Le paso algo? ¿Cómo la viste?...- empezó con un sinfín de preguntas que demostraban su verdadera preocupación.

- Ay muchachito, cálmate.  Samantha se encuentra estupenda. De hecho jamás la había visto tan ¿Cómo decirlo?...radiante.

Sus palabras parecieron tranquilizarlo pero aun así se lo notaba preocupado y un poco aturdido.

- Xia ¿No te enojas si postergamos el recorrido para otro día?- pregunto con pesar.

- Claro que no, ve a ver a tu madre que la salida la dejamos para otro día- le conteste con sinceridad. En lo profundo me estaba muriendo de curiosidad por conocer a su madre, y a la vez su preocupación se me había contagiado y estaba preocupada por él.

- Gracias- susurro con gratitud en la mirada. Se despidió a toda prisa y se marchó. Con Alex nos quedamos conversando un rato. Me preguntó sobre mi vida, como estaba llevando todo esto, que tal estaba la Academia, luego empezó a preguntarme sobre mi madre, como se encontraba ella y como lo estaba llevando.

- Parece más fuerte de lo que es en realidad. Trata de aparentar fortaleza pero es imposible no darse cuenta que todo esto es demasiado difícil para ella. Tantos años aferrándose a una vaga esperanza de que su única hija fuera una adolescente normal… creo que fue un duro golpe para ella ver en lo que me estoy convirtiendo.

- Ay, cariño. No seas tan dramática, cualquiera que te escuchara hablar pensaría que te estas convirtiendo en un monstruo cosa que no lo es. Corazón yo creo que tu madre está asustada, no de ti sino de la situación. Ella sabe que tú eres la misma de siempre, eres la misma hija que crío durante todos estos años. Eres una joven sana, buena, eres su orgullo. Constanza te ama tal cual eres, eres su pequeña. Eres todo lo que ella tiene.

- Tengo miedo de su rechazo…- susurre mientras las lágrimas se acumulaban en mis ojos. Y yo que pensaba que ya había gastado todo el suministro de lágrimas.

No podía creer estar admitiendo aquello en voz alta. El rechazo de mi madre era uno de mis mayores temores.

- Ay, cariño…- susurro Alex mientras me atraía hacia sus brazos para abrasarme. Esta vez correspondí a su abrazo. Lo necesitaba-. Ella jamás te rechazaría ¿Acaso no conoces a tu madre? Ella daría su vida por ti sin dudarlo ni un segundo, te ama. Me parece que acá la única que se rechaza eres tú ¿Por qué no te aceptas, Xia?

Las lágrimas comenzaron a caer, ya no podía contenerlas.

- No lo sé. No sé cómo explicar cómo me siento con respecto a esto. Me es muy difícil aceptar que mi vida cambio. Siempre soñé con tener una vida normal…

- ¿Y para ti que significa ser normal? ¿Qué es lo que consideras como normal?- me interrumpió. Me quede un rato pensando, con el rastro de las lágrimas secándose con la brisa de la tarde. Alex me tomo de la mano y me guío a un banco que estaba en el jardín de la entrada- Ven, siéntate.

Luego de tomarme mi tiempo para pensar en una respuesta, me atreví a contestar.

- Ser normal es poder estudiar una carrera, tener experiencia con tus amigos en la universidad. Trabajar. Enamorarse. Poder formar algún día una hermosa familia. Envejecer junto a tú esposo, ver a tus hijos crecer y formar su propia familia…

- ¿Acaso piensas que esas cosas no las vas a poder hacer siendo lo que eres? Vas a poder tener eso y mucho más si tú te lo propones.

- No lo sé, no sería lo mismo. Así no es como imagine mi vida…

- No siempre lo que uno imagina para su vida es lo que uno en realidad necesita.

- No voy a poder estar mucho tiempo entre los humanos porque notaran que tardo más en envejecer. Voy a ver morir a Luna… y a mi madre - susurre con un nudo en la garganta.

- Cariño eso es algo inevitable, aunque fueras humana la muerte siempre te ronda. Sé que es duro pero así es la vida.

- Lo sé - susurre.

Nos quedamos un rato en silencio, cada una ensimismada en sus pensamientos. Luego de unos minutos Alex se despidió porque tenía cosas que hacer en el consejo, ya que después de la muerte de mi padre ella ocupo su puesto en el consejo de Airblack

Ya eran las 4 de la tarde y tenía los ánimos por el piso. No tenía ganas de ir a buscar a Nissa para que me acompañara a recorrer el lugar, así que decidí irme sola. Me adentre a caminar por los jardines de la Academia, que al parecer eran más enormes de lo que parecían.

Mientras iba caminando me puse a pensar en la charla que tuve con Alex. Aunque en un principio no tenía ganas de verla, no porque no la quisiera o me llevara mal, sino porque Alex es demasiado perceptiva y directa, y en el fondo sabía que charlando con ella iba a tener que hacer frente a mis miedos e iba a tener que escuchar una verdad que no quería oír. A pesar de haber expresado mis mayores temores en voz alta me di cuenta de que esa charla me hizo bien.

Sin darme cuenta había caminado hasta llegar a un bello lago. El agua era cristalina y había rocas y piedras de diferentes colores que junto con el reflejo del sol lo hacían parecer de diferentes colores, era una belleza para los ojos.

Decidí sacarme mis sandalias y meter mis pies.

El agua estaba perfecta, no era ni muy fría ni caliente. Estar en este lago me hizo sentir una paz que hace mucho que no tenía. Me deje llevar por la sensación y quise soltar mi pelo para sentir mejor la brisa de la tarde.

Estaba con los ojos cerrados, el pelo suelto y los pies en el agua, me sentía completamente viva, feliz y con mucha paz interior. La brisa en mi pelo hacía sentirme completamente libre, estaba tan perdida en todas estas sensaciones que no me había dado cuenta que alguien me estaba espiando desde algún tiempo.

- Este lago es conocido como “El lago de los encantos”, no todo el mundo puede llegar hasta aquí, no todos conocen su magia, pero si han oído hablar de él. Se dice que el lago es mágico, y que posee vida propia, se alimenta de los miedos de las personas, de sus tristezas y los llena de felicidad, de paz, de tranquilidad, de libertad. Dicen que el lago escoge a quien quiere mostrarse, a quien quiere “sanar” o mostrar su encanto. Si has llegado hasta aquí es porque el lago te eligió para usar su magia en ti. Eso significa que los miedos, las tristezas y las inseguridades estaban rondándote.

No podía creer lo que mis ojos estaban viendo. Yo conocía a aquel hombre que tenía frente a mí.

- Siempre supe que eras real.

El me sonrío dulcemente.

- Claro que soy real bella flor, más real de lo que tú crees.

- Siempre pensé que eras alguna especie de ángel, mi ángel guardián- susurre con una tímida sonrisa- Jamás creí que fueras un vampiro…

Mi comentario lo hizo reír, su risa era como un bálsamo de dulzura y a la vez era contagiosa.

- No sé si sentirme alagado por lo de ángel o sentirme ofendido por lo de vampiro- comento aun sonriendo-. No soy ninguna de las dos cosas.

- ¿Y qué eres entonces?- pregunte verdaderamente intrigada.

- A su debido tiempo te lo diré mi bella flor.

- Aunque sea ¿puedes decirme tu nombre?

El me volvió a sonreír y contesto.

- Mi nombre es Bastian.


7 comentarios:

  1. o.o Me encanto Tengo curiosidad de Bastian ñ.ñ :)

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  2. Uffffffffffff genial me encanta cuando subes otro cap no puedo esperar tengo curiosidad de saber sobre bastian y si se logra o no ver con Aydam.... me fascina la historia :D :D :D :3

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  3. me encanto de verdad espero que subas el otro... excelente historia :)

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  4. uyyyy me encanto!!!! aunque tengo mucha curiosidad de bastian

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  5. nos tienes muy abandonadas, pero espero que estés bien y pronto nos puedas deleitar con mas capítulos.

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