miércoles, 15 de junio de 2011

La princesa de los espejos - capitulo 3


Capítulo 3


Cuando estábamos preparados para volver a casa, nos dimos cuenta que ya eran mas de las 2 de la tarde. Habíamos pasado horas hablando y ni cuenta nos habíamos dado del horario.

-Creo que si no volvemos ahora, tu madre va a terminar llamando a la policía y decirle que algo nos ha pasado.- dijo Liam sonriendo.

-Si es que no los ha llamado ya- Comente irónicamente y ambos comenzamos a reírnos.

Mientras estábamos de camino a mi casa, mire al piso y vi que había una cadenita. Era una cadenita hermosa, brillaba de una manera muy particular y sentía como una fuerza que me compelía para que la agarrara, era una necesidad tan grande que me agache para recogerla y cuando la sostuve en mi mano fue cuando todo comenzó.

Al principio sentí que el piso daba vueltas y luego comencé a sentir una oscuridad que me estaba envolviendo. Grite y le rogué a Liam que me ayudara, pero él ya no estaba a mi lado. Estaba sola. La oscuridad cada vez me consumía más, iba cayendo hasta que de golpe todo termino.

Cuando abrí mis ojos me encontré en un callejón que no había visto nunca en mi vida. No entendía como había hecho para llegar hasta allí, lo único que se me venia a la mente una y otra vez eran las palabras de Liam: “...podemos tele-transportarnos a cualquier lugar...”

Ese fue mi primer pensamiento, hasta que me puse a analizar las cosas y al racionalizar me di cuenta que yo nunca había visualizado este lugar en mi mente, ni siquiera tenía la intensión de tele-transportarme y mucho menos a este callejón. Pasaron unos minutos hasta que me di cuenta que no estaba sola.

Había una joven que estaba apoyada en una pared muy cerca de donde yo me encontraba, ella era un poco más joven que yo, tenía el pelo corto y rubio, era muy delgada y bajita. Tenía la cara redonda, una nariz redonda y una pequeña y firme boca. Estaba muy pálida y se la veía un poco nerviosa. Estaba esperando a alguien, de eso no había duda ya que tenía la mirada fija en la entrada del callejón. Tenía puesto un jean negro, y una campera azul, con unos logos muy raros en la espalda y en el hombro. En los pies tenía puesto unas botitas cortas. Esta joven me resultaba tan familiar… la había visto en algún lado pero no recordaba ni cuando ni donde. Hasta que después de unos minutos recordé de donde es que la tenia y la reconocí.

Era la chica que salía en las noticias, la que habían encontrado muerta. Se había comprobado que había sido un crimen pasional, un compañero del trabajo que estaba obsesionado con ella la había asesinado porque ella se había reconciliado con un antiguo novio. Horas después de haberla matado el asesino decidió suicidarse, dejando una nota en donde confesaba que la había matado por amor y que ahora se quitaba la vida porque no podía vivir en un mundo en el que ella no estuviera. En la nota también decía que no se arrepentía de las decisiones que había tomado, que prefería verla muerta antes de verla en los brazos de otro hombre.

Lo que no entendía era que estaba haciendo yo allí, y como  podía explicar que estaba viendo a la misma joven que en las noticias decían que estaba muerta. Esto es imposible pensé.

-También es imposible que existan los vampiros y los demonios, y que las personas desaparezcan de un lugar y aparezcan en otro al instante.- dije en voz baja- Y mírame, resulta que mi hermano es un vampiro, mi papa era un vampiro al que lo mato un demonio, yo soy media vampiro y acabo de desaparecer de al lado de mi hermano, para aparecer en un callejón con una chica que según tengo entendido está muerta. Una de dos, o me estoy volviendo completamente loca, o resulta que al parecer en este mundo todo es posible.

-Sin duda debo estar loca- reflexione. Más que nada lo hice para tranquilizarme aunque no creo que haya funcionado mucho.

Decidí acercarme a la chica. Cuando estuve a unos metros de ella le hable.

-Disculpa...- ¿Cómo era que se llamaba?... Rocío...no. María…tampoco. Sofía, si, es Sofía.- ¿Sofía?

No hubo respuesta. Y decidí acercarme más.

-..¿Sofía?

Nada. No hubo respuesta, parecía como si no pudiera escucharme, tal vez tenia puesto los auriculares de su mp3 y por eso no me escucha pensé. Así que me acerque más, e intente tocarle el brazo.

-Disculpa, te puedo...-

Oh Dios mío. Mi mano la atravesó, ¡LA ATRAVESÓ!

-Esto no está pasando... – me dije, en un tono entre la histeria y el miedo-… esto no esta pasando, por favor que sea un sueño…

Volví a tratar de tocarla y mi mano volvió a traspasarla, cada vez estaba más asustada, estaba a unos segundos de entrar en un ataque de histeria, hasta que de repente ella se movió y hablo.

-¿Qué haces tú aquí?

Al principio creí que me estaba hablando, hasta que note que no estábamos solas, alguien había llegado y ya se encontraba a unos metros de distancia.

Era un hombre, de alrededor de unos 30 años aproximadamente. Era de estatura media y era bastante robusto. Tenía una barba de unos días, y estaba muy desaliñado. Tenía el pelo oscuro y estaba todo despeinado, parecía como si recién se hubiera levantado. Llevaba puesta una campera negra y un pantalón a juego, y tenía unas zapatillas deportivas grises. Tenía una cara muy dura, con una nariz recta y una boca firme. Y tenía la mirada más fría que había visto jamás. Parecía muy enojado.

Al escuchar a la joven, el hombre hizo una mueca desagradable.

-Sabes muy bien que estoy haciendo aquí, Sofía. Te deje muy en claro que no te iba a permitir que te reconciliaras con ese bastardo.

Sofía. Oh dios, es ella. Es la chica de las noticias. Tendría que ser demasiada coincidencia como para que no sea la misma joven. Pero si es ella, ¿como puede ser que la esté mirando? A no ser que uno de mis poderes sea poder ver a los fantasmas, o capas viajar en el tiempo, aunque esto no tiene sentido. En realidad no tiene ningún sentido de ninguna manera, esto no puede estar pasando ¿Cómo es posible que el hombre tampoco pueda verme? esto cada vez me estaba asustando mas.

-Mariano, sabes que lo amo. No puedes impedir que vuelva con el, lo sabes. Tú no eres nadie para decirme a quien puedo ver y a quien no. Nunca hubo un nosotros, ¿o es que acaso no entiendes? En realidad lo que paso siempre ha sido un error, nunca tendría que haber estado contigo. Así que por favor vete.- Le respondió la joven enojada, pero en sus ojos se podía ver fácilmente lo asustada que estaba.

El hombre parecía cada vez más enfadado, se  acercó a la joven hasta quedar a unos centímetros y la agarró del brazo tan fuerte que de seguro le iba a dejar una marca.

La sacudió de una forma muy violenta, ella lo miraba aterrorizada pero aun así seguía intentando demostrar su coraje haciéndole frente a este lunático, siempre mirándolo directamente a los ojos.

-Parece que la que no entiende eres tú. Yo te amo ¡Tu eres mía! ¡¿Entendiste?! –grito mientras la sacudía cada vez más y más fuerte - Nunca voy a permitir que estés con ese desgraciado. Eres ¡MIA!, soy con el único con el que puedes estar.

Sofía lo miro desafiante.

-¡Antes prefiero estar muerta que ser tuya! yo al único que amo es a Daniel, no sé cómo quieres que te lo explique. Déjame tranquila, y suéltame, me estas lastimando.

-Si esa es tu elección, entonces yo ya escogí la mía...-  se detuvo un instante y luego continuo- Se que me voy a odiar por esto, pero es lo mejor. No hay otra opción.

Todo sucedió muy deprisa.

El hombre metió la mano en el bolsillo y saco un arma,  sin dudarlo un segundo le apunto en el corazón a Sofía y antes de disparar le dijo; - tu hiciste tu elección y esta es la mía, te amo- Y disparo…

En ese instante sentí un dolor como nunca antes había sentido. Fue tan intenso que caí al piso gritando. 
Cuando mire mis manos descubrí que las tenía llenas de sangre, unos segundos mas tarde todo comenzó a desvanecerse, empecé a sentir la oscuridad envolviéndome nuevamente.

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