A veces me siento tan sola, que no sé cómo enfrentar la realidad. En momentos como estos me refugio en un mundo de fantasía, solo cierro los ojos e imagino que soy otra persona, con otra vida, otros problemas, otra realidad. Aunque a veces este rodeada de gente siento que nadie me comprende, que nadie sabe por lo que estoy pasando, o lo que estoy sintiendo, solo yo soy la única capaz de comprender. En momentos como estos la respuesta más fácil y la que siempre elijo es sumergirme en este mundo que no existe en otro lugar más que en mi mente.
Sé que mis problemas son insignificantes en comparación con las cosas que otras personas tienen que lidiar, pero para mí son tan importantes que a veces me dejan paralizada.
Lo único que me saca de esta parálisis es el poder refugiarme en “mi mundo”, en ese en donde me siento segura, confiada, en ese mundo en el que no tengo miedos, en el que dejo de ser el personaje secundario y en donde por una vez en mi vida me convierto en el personaje principal. Me gustaría que en la vida real pueda convertirme en la protagonista de mi propia historia y dejar de ser un extra en ella. Lo único que hago es ver los segundos, los minutos, los días pasar, y siempre sin poder actuar. Los miedos se convierten en una niebla oscura que me consume y no me deja avanzar, que me atrapa y me impide seguir, y por más que lucho más me envuelve.
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