Capítulo 24
Me desperté
con un dolor de cabeza terrible, o mejor dicho no me desperté… me despertaron. Alguien estaba
golpeando fuertemente la puerta. Gemí mientras rodaba en la cama.
- Deja de golpear y
entra- grite mientras hacia un intento por levantarme.
- Buenos días bella
durm…¿Qué demonios te paso en la cara? – pregunto Urian con una expresión
horrorizada.
Al principio no
entendía de qué me hablaba hasta que lo recordé.
-Nada, es crema ¿A
caso nunca viste a alguien usar cremas?- pregunte con indiferencia.
Urian comenzó a
reírse.
- Eres un desastre-
comento con una sonrisa- además te ves ridícula por si no lo sabias.
- Oh, cállate- dije
con fastidio y un poco de diversión mientras le arrojaba una almohada en la
cara, una lástima que sus reflejos fueran más rápidos y la atrapara en el
aire.
- Por si no te habías
dado cuenta estaba durmiendo por ende estoy hecha un desastre. Eso de que las
mujeres lucen bien mientras duermen es solo un mito, esta es la realidad-
comente mientras me señalaba. Aun no me había visto en un espejo pero ya me
imaginaba como debería de encontrarme; toda despeinada, con cara de fastidio y
sueño, con la crema corrida por todo el rostro y con mi absurdo pijama de
flores.
- ¿Por qué has venido
a levantarme tan temprano?- pregunte mientras me encaminaba para el baño a
lavarme los dientes y quitarme la crema.
Urian se quedó por un
rato en un silencio que me hizo sentir incomoda, así que me acerque al borde de
la puerta del baño que daba a mi habitación para mirarlo mientras me cepillaba
los dientes.
- ¿Por qué o para que
usas cremas al dormir? – Su cara de confusión me hizo sonreír.
- ¿En serio me
preguntas eso? ¿Realmente quieres saberlo?- Inquirí divertida, mientras levantaba
una ceja y lo apuntaba con mi cepillo de dientes.
La forma en la que se
encogió de hombros como si no importara lo que acaba de preguntar me hizo
soltar una pequeña risa.
- Para cuidarme la
cara- conteste como si fuera algo obvio mientras me daba la vuelta para enjuagarme
la pasta de dientes.
- ¿Por las arrugas? –
pregunto aún más confuso.
- No tonto, por los
granos, esas cosas feas y asquerosas que salen en la cara de las personas.
Bueno yo uso cremas para evitar que me salgan, algunas veces funciona… otras
no. – dije con un encogimiento de hombros mientras volvía al lavado para
terminar mi tarea.
- Wow, sí que eres
clara. Con lo de las cremas, los granos y tu linda apariencia de recién
levantada, es decir toda despeinada, con la crema corrida por todo tu rostro, y
con tu lindo pijama de flores… fácilmente puedes seducir y conquistar a
cualquier hombre-. dijo con una verdadera sonrisa llena de sarcasmo y
diversión. Le sonreí en complicidad y añadí;
- Bueno, pero que
suerte la mía de que no haya ningún hombre cerca para verme.
- Ja Ja, muy graciosa
– Su cara demostraba seriedad pero sus ojos delataban su diversión. Mientras
volvía al lavado para lavarme la crema de mi cara, Urian continuo- Por si no lo
sabias son casi las dos de la tarde. Has dormido más de doce horas ¿No crees
que es demasiado? Una persona normal duerme ocho…
- Suerte para mí que
no soy normal- Grite desde el baño- Ahora te agradecería si me haces el favor
de dejarme sola en mi habitación para que pueda bañarme y cambiarme
tranquilamente.
- ¿Y qué hago con el
café que he traído para ti?
- ¿Me has traído café?
– pregunte sorprendida mientras me estiraba para mirarlo desde la puerta y ahí
es cuando vi que tenía un vaso descartable de ¿Starbucks?
- ¿Dónde has
conseguido eso? – inquirí curiosa y sorprendida.
- ¿Qué? ¿Esto?-
pregunto señalando el vaso- Bueno te voy a contar un secreto; en una tierra muy
lejana, cruzando mares y tierras peligrosas hay una vieja cabaña en donde vive
un viejo brujo que te concede lo que quieras a cambio de una gran sacrificio…
-Eres un tonto- dije
entre risas.
- Bonita ¿De dónde
crees que lo saque? Pues de un local de Starbucks.
- ¿Hay Starbucks en
Whiteland?
- Ay Dios- susurró de
forma dramática mientras miraba hacia el techo- dame paciencia…
Fruncí
el ceño mientras lo fulminaba como la mirada.
- No te hagas el
listillo conmigo. Todavía no logro acostumbrarme a que este lugar es más normal
de lo que en un momento creía.
- Además de traerte
este adorable desayuno vine a ofrecerte mi compañía para llevarte a conocer
Airblack.
Su ofrecimiento me
dejo inquieta, más que nada porque recordaba mi conversación de anoche con
Aydam y de la promesa que me había hecho a mí misma de mantenerme alejada de
Urian para evitar posibles confusiones, ya sean mías o suyas.
- Que adorable
invitación- dije con sarcasmo tratando de ocultar mi inquietud- pero debo
rechazarla, estaba por pedirle a… Nissa para que me acompañara.
Muy bien Xia, fuiste a lo seguro, en este caso Nissa es
lo seguro… Urian definitivamente NO LO ÉS.
Por un momento me
pareció ver decepción en su mirada pero me regalo una media sonrisa que me
derritió por dentro y me hizo olvidar de lo que vi o creí ver.
- Claro, lo entiendo-
dijo amablemente mientras dejaba el café en el escritorio- te dejo esto aquí, y
me marcho así terminas de arreglarte tranquila.
Sentí una pequeña
punzada de culpa que me hizo actuar sin pensar.
- Espera- me apresure
por hablar antes de que se marchara- yo… todavía no hable con Nissa, capas que
ella no está disponible… si todavía sigue en pie tu propuesta- susurre
nerviosa- me gustaría aceptar.
En su mirada vi
aparecer un leve brillo que no supe descifrar. Me sonrío y cuidadosamente
pregunto;
- ¿Estas segura?
- Si- dije
tímidamente, y tratando de ocultar mí nerviosismo seguí – ahora mejor vete y no
seas pervertido, déjame arreglarme tranquila.
-¿Pervertido? ¿Yo?-
pregunto con falsa indignación mientras fingía escandalizarse- debo de reconocer
que me han llamado de muchas formas, pero jamás me han dicho pervertido. Esta
es la primera-
- Bueno- comente
nerviosa- siempre hay una primera vez para todo ¿no?
Agito su cabeza en
signo de incredibilidad y se fue. Una vez sola en mi habitación me tome el café
que me había traído para que no se enfriara. Estaba delicioso. En este momento
estaba deseando comer unas de esas medialunas que mi madre solía hacerme todas
las mañanas. Esas medialunas junto a este café seria la combinación
perfecta. Te extraño mami susurre
para mis adentros, aunque solo había pasado un día desde que me había ido de
casa, echaba de menos los abrazos, y el cariño que mi madre siempre me daba, más
en estos momentos que me costaba adaptarme a esta nueva parte de mi vida. Agite
mi cabeza para alejar estos pensamientos y me dirigí a la ducha para bañarme.
Una vez bañada y
cambiada salí de la habitación. Me había puesto una remera de diferentes
colores que era divina, un short de jean gastado y unas sandalias chatitas
blancas. Me encontré con Urian que me estaba esperando en el pasillo. Se había
cambiado, tenía puesto un pantalón de jean azul oscuro, una remera gris de
escote en V que hacia resaltar sus músculos, y tenía el mismo colgante que
todos llevaban encima con el símbolo de Whiteland, aquel que te permite
“transportarte” de un lugar a otro para entrar y salir de Whiteland cuando lo
desees.
Se me quedo mirando en
silencio por unos segundos. Su mirada gris me inquietaba, me ponía nerviosa y a
la vez me hacía sentir hermosa. La forma en la que sus ojos me miraban me hacía
volar a otra realidad. No podía mirarlo fijamente porque me perdía en ese gris
intenso, pero aun así no podía evitar mirarlo. Eran unas sensaciones tan
confusas que me agobiaban y me dificultaban hablar o incluso reaccionar. Sin
dudas me sentía atraída por este misterioso chico, y eso no presagiaba nada
bueno.
- Luces bien – dijo
con una media sonrisa que me dejo hechizada – ahora si pareces una persona.
Su último comentario
fue como un balde de agua fría, me ayudo a romper con este hechizo que mi mente
había creado a base de su intensa mirada. Para ocultar esta mezcla de emociones
decidí ignorar su comentario por completo.
Mientras comenzamos a
caminar recordé que no le había avisado a mi hermano sobre mis nuevos planes;
- Tengo que avisarle a
mi hermano que vamos a salir para recorrer la ciudad. No puedo irme sin antes
hablar con él.
- Cálmate bonita que
tu hermano ya lo sabe.
Al ver mi cara de
confusión se apresuró a explicar.
- Esta mañana me lo
encontré en la biblioteca y le comente que te iba a llevar a conocer Airblack.
- ¿Esta mañana? ¿Pero cómo
es eso posible? Solo paso una hora desde que yo acepte ir contigo y me has
dicho que ya es la tarde…
- Sabía que ibas a
aceptar – me interrumpió con otra de sus medias sonrisas ya patentadas que hizo
resaltar un pequeño hoyuelo que se le formaba- soy irresistible y ambos sabemos
que no te me puedes negar- comento con arrogancia fingida mientras me guiñaba
uno de sus bellos ojos.
- Eres un tonto
engreído, eso es lo que eres- comente con fingido enojo y con obvia diversión.
Mientras nos
acercábamos a la entrada principal del instituto una voz me impidió que
siguiera avanzando.
- ¡Catherina!
Oh no, mierda, mierda, mierda…
- ¡Catherina! soy yo
cariño, Alexandra.
Me di la vuelta con
una sonrisa un poco forzada.
- Alexandra… que
agradable sorpre…- no llegue ni a terminar la frase y ya me encontraba envuelta
en un apretado abrazo en los brazos de la madre de Liam.
- ¿Catherina?-
pregunto Urian con diversión y con una ceja inquisidora mientras lo observaba
con mi mirada asesina desde los brazos de Alexandra.
- Liam me ha
avisado que ya habían llegado y me apresure para venir a verte. Como has
crecido, han pasado años desde que no te veo - Alex se fue separando poco a
poco mientras me observaba desde la cabeza a los pies – estas hermosa, te
pareces tanto a Luc…- susurro con los ojos lagrimosos.
- Gracias Alexandra.
- Cariño llámame Alex,
ya te lo he dicho miles de veces.
- Alex- susurre con
una media sonrisa un poco incomoda.
Alex siempre me ha
caído bien, desde el momento en que la conocí ella siempre se había mostrado
amable conmigo. Tengo muy lindos recuerdos de ella y Liam, cuando salíamos a
pasear sin la presencia de mi padre o de mi madre. La pasábamos de maravilla,
ella es la típica madre que tiene alma joven y parece más una amiga que una
madre. La última vez que la vi fue hace unos 6 años cuando vino con Liam a
visitarnos en las vacaciones de invierno. Recuerdo que mi madre estaba feliz
por volver a ver a Alex, aunque parezca raro o fuera de lo normal que la
exmujer y la mujer actual pudieran llevarse bien, ellas se llevaban de
maravilla, y con la muerte de mi padre se unieron mucho más por compartir el
dolor de la perdida. Mi madre y Alex se la pasan comunicadas a través de las
redes sociales.
- Urian… no te
había visto cariño. Disculpa mi despiste corazón ¿Cómo has estado? ¿Has hablado
con tu madre? Acabo de cruzármela en los pasillos, te estaba buscando.
- ¿Mi madre? – Preguntó
confuso- ¿Ella está aquí? ¿Se encuentra bien? ¿Le paso algo? ¿Cómo la
viste?...- empezó con un sinfín de preguntas que demostraban su verdadera preocupación.
- Ay muchachito,
cálmate. Samantha se encuentra estupenda. De hecho jamás la había visto
tan ¿Cómo decirlo?...radiante.
Sus palabras
parecieron tranquilizarlo pero aun así se lo notaba preocupado y un poco
aturdido.
- Xia ¿No te enojas si
postergamos el recorrido para otro día?- pregunto con pesar.
- Claro que no, ve a
ver a tu madre que la salida la dejamos para otro día- le conteste con
sinceridad. En lo profundo me estaba muriendo de curiosidad por conocer a su
madre, y a la vez su preocupación se me había contagiado y estaba preocupada
por él.
- Gracias- susurro con
gratitud en la mirada. Se despidió a toda prisa y se marchó. Con Alex nos
quedamos conversando un rato. Me preguntó sobre mi vida, como estaba llevando
todo esto, que tal estaba la Academia, luego empezó a preguntarme sobre mi
madre, como se encontraba ella y como lo estaba llevando.
- Parece más fuerte de
lo que es en realidad. Trata de aparentar fortaleza pero es imposible no darse
cuenta que todo esto es demasiado difícil para ella. Tantos años aferrándose a
una vaga esperanza de que su única hija fuera una adolescente normal… creo que
fue un duro golpe para ella ver en lo que me estoy convirtiendo.
- Ay, cariño. No seas
tan dramática, cualquiera que te escuchara hablar pensaría que te estas
convirtiendo en un monstruo cosa que no lo es. Corazón yo creo que tu madre está
asustada, no de ti sino de la situación. Ella sabe que tú eres la misma de
siempre, eres la misma hija que crío durante todos estos años. Eres una joven
sana, buena, eres su orgullo. Constanza te ama tal cual eres, eres su pequeña.
Eres todo lo que ella tiene.
- Tengo miedo de su
rechazo…- susurre mientras las lágrimas se acumulaban en mis ojos. Y yo que
pensaba que ya había gastado todo el suministro de lágrimas.
No podía creer estar
admitiendo aquello en voz alta. El rechazo de mi madre era uno de mis mayores
temores.
- Ay, cariño…- susurro
Alex mientras me atraía hacia sus brazos para abrasarme. Esta vez correspondí a
su abrazo. Lo necesitaba-. Ella jamás te rechazaría ¿Acaso no conoces a tu
madre? Ella daría su vida por ti sin dudarlo ni un segundo, te ama. Me parece
que acá la única que se rechaza eres tú ¿Por qué no te aceptas, Xia?
Las lágrimas
comenzaron a caer, ya no podía contenerlas.
- No lo sé. No sé cómo
explicar cómo me siento con respecto a esto. Me es muy difícil aceptar que mi
vida cambio. Siempre soñé con tener una vida normal…
- ¿Y para ti que
significa ser normal? ¿Qué es lo que consideras como normal?- me interrumpió.
Me quede un rato pensando, con el rastro de las lágrimas secándose con la brisa
de la tarde. Alex me tomo de la mano y me guío a un banco que estaba en el
jardín de la entrada- Ven, siéntate.
Luego de tomarme mi
tiempo para pensar en una respuesta, me atreví a contestar.
- Ser normal es poder
estudiar una carrera, tener experiencia con tus amigos en la universidad.
Trabajar. Enamorarse. Poder formar algún día una hermosa familia. Envejecer
junto a tú esposo, ver a tus hijos crecer y formar su propia familia…
- ¿Acaso piensas que
esas cosas no las vas a poder hacer siendo lo que eres? Vas a poder tener eso y
mucho más si tú te lo propones.
- No lo sé, no sería
lo mismo. Así no es como imagine mi vida…
- No siempre lo que
uno imagina para su vida es lo que uno en realidad necesita.
- No voy a poder estar
mucho tiempo entre los humanos porque notaran que tardo más en envejecer. Voy a
ver morir a Luna… y a mi madre - susurre con un nudo en la garganta.
- Cariño eso es algo
inevitable, aunque fueras humana la muerte siempre te ronda. Sé que es duro
pero así es la vida.
- Lo sé - susurre.
Nos quedamos un rato
en silencio, cada una ensimismada en sus pensamientos. Luego de unos minutos
Alex se despidió porque tenía cosas que hacer en el consejo, ya que después de
la muerte de mi padre ella ocupo su puesto en el consejo de Airblack
Ya eran las 4 de la
tarde y tenía los ánimos por el piso. No tenía ganas de ir a buscar a Nissa para
que me acompañara a recorrer el lugar, así que decidí irme sola. Me adentre a
caminar por los jardines de la Academia, que al parecer eran más enormes de lo
que parecían.
Mientras iba caminando
me puse a pensar en la charla que tuve con Alex. Aunque en un principio no tenía
ganas de verla, no porque no la quisiera o me llevara mal, sino porque Alex es
demasiado perceptiva y directa, y en el fondo sabía que charlando con ella iba
a tener que hacer frente a mis miedos e iba a tener que escuchar una verdad que
no quería oír. A pesar de haber expresado mis mayores temores en voz alta me di
cuenta de que esa charla me hizo bien.
Sin darme cuenta había
caminado hasta llegar a un bello lago. El agua era cristalina y había rocas y
piedras de diferentes colores que junto con el reflejo del sol lo hacían
parecer de diferentes colores, era una belleza para los ojos.
Decidí sacarme mis
sandalias y meter mis pies.
El agua estaba
perfecta, no era ni muy fría ni caliente. Estar en este lago me hizo sentir una
paz que hace mucho que no tenía. Me deje llevar por la sensación y quise soltar
mi pelo para sentir mejor la brisa de la tarde.
Estaba con los ojos
cerrados, el pelo suelto y los pies en el agua, me sentía completamente viva,
feliz y con mucha paz interior. La brisa en mi pelo hacía sentirme
completamente libre, estaba tan perdida en todas estas sensaciones que no me
había dado cuenta que alguien me estaba espiando desde algún tiempo.
- Este lago es
conocido como “El lago de los encantos”, no todo el mundo puede llegar hasta
aquí, no todos conocen su magia, pero si han oído hablar de él. Se dice que el
lago es mágico, y que posee vida propia, se alimenta de los miedos de las
personas, de sus tristezas y los llena de felicidad, de paz, de tranquilidad,
de libertad. Dicen que el lago escoge a quien quiere mostrarse, a quien quiere
“sanar” o mostrar su encanto. Si has llegado hasta aquí es porque el lago te
eligió para usar su magia en ti. Eso significa que los miedos, las tristezas y
las inseguridades estaban rondándote.
No podía creer lo que
mis ojos estaban viendo. Yo conocía a aquel hombre que tenía frente a mí.
- Siempre supe que
eras real.
El me sonrío
dulcemente.
- Claro que soy real
bella flor, más real de lo que tú crees.
- Siempre pensé que
eras alguna especie de ángel, mi ángel guardián- susurre con una tímida
sonrisa- Jamás creí que fueras un vampiro…
Mi comentario lo hizo
reír, su risa era como un bálsamo de dulzura y a la vez era contagiosa.
- No sé si sentirme
alagado por lo de ángel o sentirme ofendido por lo de vampiro- comento aun
sonriendo-. No soy ninguna de las dos cosas.
- ¿Y qué eres
entonces?- pregunte verdaderamente intrigada.
- A su debido tiempo
te lo diré mi bella flor.
- Aunque sea ¿puedes
decirme tu nombre?
El me volvió a sonreír
y contesto.
- Mi nombre es
Bastian.
o.o Me encanto Tengo curiosidad de Bastian ñ.ñ :)
ResponderEliminarUffffffffffff genial me encanta cuando subes otro cap no puedo esperar tengo curiosidad de saber sobre bastian y si se logra o no ver con Aydam.... me fascina la historia :D :D :D :3
ResponderEliminarme encanto de verdad espero que subas el otro... excelente historia :)
ResponderEliminaruyyyy me encanto!!!! aunque tengo mucha curiosidad de bastian
ResponderEliminaro.o y el 25 ??
ResponderEliminarnos tienes muy abandonadas, pero espero que estés bien y pronto nos puedas deleitar con mas capítulos.
ResponderEliminarsigue porfa enserio
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